sábado, 7 de julio de 2007

CESAR ANTONIO MOLINA, EL POETA MINISTRO


No sabemos si la jugada de Zapatero resultará fructífera o no en favor de la cultura que se cuece en este país nuestro,nombrando a un poeta ministro.Llo que sí sabemos es que conociendo a César Antonio Molina, más bien su trayectoria como escritor, podríamos ver algo más de luz que con la feliz cesada ex-ministra Calvo, la mejor pateadora del diccionario de la lengua que ha dado España en el último siglo. ( fisgonear por http://www.google.es/ al respecto y os echareis unas risas incontenibles ).

No corren buenos tiempos ni para la edición, ni para la promoción ni para la difusión y venta de libros.

No corren buenos tiempos ni para la edición ni para la promoción ni para la difusión y venta de discos.

No corren buenos tiempòs ni para la realización ni para la promoción ni para la difusión y venta de películas.

No corren buenos tiempos para las Artes en general.

No corren buenos tiempos para la Enseñanza.

No corren buenos tiempos para la Educación.


Ocho meses de gestión que le quedan a Molina no significan absolutamente nada, no sirven para nada, no valen para nada. Son una merde, con perdón.


No creemos que César Antonio Molina haga algo más que escribir o investigar cuando pueda y le dejen sus preocupaciones y las presiones, esos versos que de vez en cuando imagina y nos ofrece en forma de libros.


Aceptar un cargo de tanta responsabilidad no es compatible con el oficio de escritor y ensayista. En el Instituto Cervantes- creemos que estaba más cómodo, más a su aire, en el Ministerio estará no sólo encorsetado y varado sino que apenas podrá hacer nada en pos de la cultura. Entonces ¿ por qué aceptar el cargo?. Sólo él y Zapatero lo saben.

Haber sido Director-gerente del Círculo de Bellas Artes de Madrid y Director del Instituto Cervantes avalan su trayectoria de gestor. Pero un ministerio es algo más, mucho más, y él, sobre todo él, César Antonio Molina, lo sabe.


El regreso de César Antonio Molina al mundo de la poesía está más cercano ahora que nunca. Nos felicitaremos por ello.Pero para eso, ya no será ministro. Total, para lo que sirve serlo.


Pero, en fin, como la confianza es lo mínimo que se debe tener en un ser humano, esperamos con paciencia jacobina, con quietud franciscana, a ver qué hace Molina, al que ya sólo le faltará cantar como Don Antonio. Pero eso sí que es una utopía inalcanzable. Porque para ello no sólo hay que estar dotado de voz sino de capacidad. Lo primero se supone que la tiene, como el valor, lo segundo lo tendrá que demostrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es groseria poner unos enlaces con mayusculas y otros con minusculas.