lunes, 17 de septiembre de 2007

La gira de Sabina y Serrat llega a Madrid con las entradas agotadas


Serrat y Sabina del brazo, sólo era cuestión de tiempo que esto sucediera. La gira «Dos pájaros de un tiro», que comenzó el 29 de junio en Zaragoza y finalizará 19 de diciembre en Buenos Aires, llega esta semana a Madrid con las localidades agotadas para los tres conciertos madrileños en el Palacio de los Deportes de la Comunidad, donde se grabará un DVD que dejará constancia de este maridaje en la cumbre de la canción de autor española. Son canciones compartidas, canciones de ambos cantautores que se intercambian la piel, bromas de dos veteranos que han superado severos golpes a su salud… Y para celebrar que tienen historias que contar y que pueden contarlas juntos, Joan Manuel y Joaquín han salido de parranda cantando «El muerto vivo», aquella célebre rumba de Peret que cuenta con las bendiciones del señor Tarrés. Ricard Miralles, Pancho Varona y Antonio García de Diego encabezan una banda a dos bandas para dar juego en los dos territorios. Serrat y Sabina hacen buenas migas fuera del escenario, y encima de las tablas no pueden hacer otra cosa que entenderse. Y aunque Sabina probablemente pusiera sus primeros acordes en la guitarra mirándose en el espejo de Serrat, el tiempo ha ido acortando terreno. Con escuela Ambos cantautores han creado una obra que ya es memoria. Joan Manuel y Joaquín han sido forjadores de escuela, y sus canciones pueden ser perfectamente visitadas por ambos aportando toda clase de guiños. Anteriormente a esta gira, «Dos pájaros de un tiro», Serrat y Sabina dieron cuenta del momento en que viven. Joan Manuel con el disco cantado en catalán «Mô», donde reflejaba el mundo desde su privilegiado lugar de retiro en Mahón. Y Joaquín espantaba los negros nubarrones de la depresión con «Alivio de luto». Hoy, dos amigos más contentos que unas pascuas. Antes de esta gira, Sabina y Serrat ya habían cantado juntos en un escenario. Pero ahora los dos están cumpliendo un sueño. Sabina siempre ha considerado a Serrat un maestro: «Le tengo un exceso de respeto, así que haré lo posible por no defraudarle», decía antes de salir a la carretera. «En los ensayos he comprobado que es muy riguroso y ejemplar. Estoy casi convencido de que la gente le va a aplaudir más a él que a mí».


Fuente: Pedro Calvo, La Razón.

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