viernes, 8 de junio de 2007

¿PRECOCIDAD, OPORTUNISMO O DENUNCIA ?

Creemos que la noticia merece la pena leerla. Os la copiamos y pegamos, que para eso tenemos permiso. Pero antes os resumimos el asunto: Un jovencito japonés ha escrito una novela sobre el acoso escolar y está teniendo un exitazo con ella. Por el tema que trata, cómo lo trata y hasta donde llega con él. Fondo, forma y estética. He ahí la cuestión.


Pasad, pasad y leed, amigos:


" Los grandullones del instituto Stuyvesant de Nueva York le hicieron la vida imposible y juró vengarse. «Es más inteligente escribir un libro que coger una metralleta», argumenta. Cuando comentó su intención de relatar sus vivencias los grandullones se rieron de él y le dieron algún que otro mamporro. Sus padres, antes de que escribiera War Boys (lo hizo con 15 años), le regañaban porque no estudiaba. Ahora, a raíz de la aparición de su libro en nuestro país y de su próxima publicación en Estados Unidos, Alemania e Italia, le ponen ojitos. Ya no es un vago. Es un genio». «La verdad es que nunca fui un estudiante modélico», confesó Fukui a través de una videoconferencia que le hizo pegarse el madrugón. «Para mí los estudios son una parcela más de la vida, pero no la principal». Dice que estudiará una carrera, pero no sabe cuál. Leer, lo que se dice leer, sólo ha leído a Tolkien, y no precisamente El señor de los anillos sino un volumen de notas. «En esos comentarios aprendí cómo se construye una novela». Sus fuentes de inspiración han sido sus propias vivencias y las de sus amigos. Para relatar las escenas de acción ha echado mano de los videojuegos.


«Prefiero los videojuegos al cine o los libros». Venganza War Boys se desarrolla en una ciudad imaginaria que el lector enseguida identifica con Nueva York. El protagonista se llama Zyid y es el líder de la banda. En un pasaje de la novela, dice Zyid: «Niños de esta ciudad, durante la mayor parte de nuestra vida hemos padecido los grilletes académicos. Nuestros padres y nuestros profesores han trabajado para mantenernos atados con esas invisibles cadenas. Nos dicen que no tenemos ningún derecho. Nos dicen que no somos iguales a ellos. Todos los días nos conducen como ganado a las aulas para obedecer y fingir respeto. Pero esta noche los war boys cambiarán el programa. Esta noche, amigos míos, les hemos mostrado su gran fracaso, el fracaso de someter a nuestra generación. Esta noche les hemos enseñado lo equivocados que estaban».


El libro, de más de 300 páginas, está dedicado a «todos los estudiantes que han sufrido en nombre de la educación». A juicio de Fukui la educación de Estados Unidos es pésima, pero peor aún es la japonesa. «En Japón te oprimen y te exigen más». A él le gustaría elegir todas las asignaturas y que no le impusieran ninguna. «No me dejan», se lamenta. Al hablar de los grandullones recuerda aquel día que le pusieron una bolsa de plástico por la cabeza y casi le asfixian. «No creo que se ensañaran conmigo porque tuviera rasgos japoneses; no es un problema de racismo, pues el instituto al que voy está lleno de alumnos de todas las razas; lo que fracasa es el sistema». En agosto saldrá el libro en Estados Unidos. En septiembre, cuando comiencen las clases, llevará unos cuantos ejemplares para repartirlos entre los grandullones. «El éxito», dice, « es la mejor venganza".

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